La
acción de “Tercer Grado” se desarrolla en un fin de semana, el primero en
libertad de Mark Rodriguez (Jesús Lloveras) tras pasar cinco años en prisión.
Mark, ha crecido en un barrio conflictivo y la pérdida de su padre siendo muy
joven influyó para dejarse atrapar por un mundo de dinero fácil como es la
delincuencia y el tráfico de drogas. Lo que para él resultaba una actividad
inocua y muy lucrativa se convierte por circunstancias accidentales en el
motivo que lo enviará a prisión.
Mark
se despierta por la mañana. Se encuentra caído en el suelo junto a su coche en
el aparcamiento de un local de alterne, tras pasar, por lo que se deduce, una noche de alcohol y sexo
en el que ha pretendido desquitarse de sus años en la carcel. Parece no
recordar demasiado de la fiesta pasada y descubre que en el asiento trasero de
su coche aún permanece dormida la joven y atractiva stripper con la que ha
completado la noche, Mia (Sara Casasnovas). Tras una conversación algo tosca en
la que Mark no trata a la joven de forma demasiado respetuosa, accede a
acercarla a la cuidad.
Mark
entonces decide visitar a su hermano Toni (Javier Beltrán) en un intento de
hacer las paces rogando el perdón de éste. Sin embargo Toni, que se encuentra
en una situación límite y está a punto de ser desahuciado de la casa familiar
donde crecieron juntos, no lo ha perdonado ni tiene ninguna gana de verlo, de
manera que se inicia una discusión en la que le recrimina su pasado egoísta y criminal,
que destrozó a su familia, y el haberlo dejado solo en el momento en que más lo
necesitaba, cuando su madre enfermó de cáncer.
Tras
ser expulsado de la casa por su propio hermano, Mark recoge de nuevo a Mia en
su coche y la acerca a un bar de un centro comercial donde también trabaja los
fines de semana. Allí observa el trato vejatorio al que su jefe la somete, lo
que empieza a despertar ciertos sentimientos de afecto y comprensión hacia
ella.
Cuando
abandona el local, es testigo de un espectacular robo a un furgón blindado por
parte de una pareja de profesionales
atracadores. Lejos de amedrentarse Mark ve en esta acción una oportunidad, la
posibilidad de resarcirse del turbio pasado y de compensar a los que ha hecho
daño, la ocasión de aplacar el horrible remordimiento de culpa que le asfixia.
De modo que comienza una persecución con un objetivo en mente, quitar a los
atracadores el botín robado.
A
partir de ese instante se precipitan una serie de acontecimientos en los que
también se verá involucrada Mia, el los que Mark tendrá que echar mano de todo
su ingenio y valor para intentar hacerse con el dinero, evitar a la policía y
salir vivo y ha tiempo de volver a la cárcel antes de que termine su permiso
penitenciario.
“Tercer
Grado” es el primer lago como director de Geoffrey Cowper tras una amplia experiencia
en el cortometraje. Cowper junto al actor protagonista Jesús Lloveras han
escrito la historia y además, tras cansarse de buscar financiación, se armaron
de valor y decidieron producir ellos mismos el proyecto. Y no lo han hecho nada
mal.
La
película cuenta con un guión inteligente, con un magnífico desarrollo y un
ritmo perfecto. La dirección ha sido excelente aportando unos movimientos de
cámara, composición de planos y equilibrio en el montaje de una gran calidad y
efectividad. Un trabajo preciso y perfectamente
apropiado.
La
interpretaciones han sido admirables, tanto Lloveras como Casasnovas nos ofrecen
unos personajes muy bien definidos, con profundidad y llenos de matices.
Lloveras nos logra cautivar con un antihéroe en busca de redención, necesitado
de afecto, que no dudará en sacrificarse a si mismo para ello y por el que no
podemos evitar sentir afinidad. Casasnovas por su parte nos transmite un personaje
vulnerable y afectivo, victima de las circunstancias que le ha tocado vivir y
que comparte muchos sentimientos con el protagonista. Unos personajes
complejos, fascinantes y de gran atractivo que la pareja ha sabido dar vida con
franqueza y naturalidad.
En
el mismo sentido, todo el departamento técnico, ha estado a la altura. Tanto la
fotografía de Gil Ventura, el departamento de sonido, efectos, maquillaje, vestuario,
arte, todos ellos han logrado realizar con un trabajo compacto, sin fisuras, y
uniforme, perfectamente adecuados y al servicio de la historia, que dan como
resultado un producto redondo y de una gran calidad.
Me
ha sorprendido muy gratamente esta película, en la que con un presupuesto muy
ajustado, 37 días de rodaje y grandes dosis de talento, nos ofrecen un film,
que sin ser perfecto, queda en un nivel muy elevado. Es fácil augurar, viendo
el trabajo realizado, que el futuro de los creadores, técnicos y artistas de
esta cinta asegura ser muy prometedor. Habrá que seguirlos.