La
octava película elegida ha sido “6 Bullets to Hell”
Billy
Rogers (Crispian Belfrage) ha dejado atrás una vida turbulenta y ahora es un
pacífico y cariñoso granjero, volcado en la relación que comparte junto a su
amada esposa Grace (Magda Rodriguez). Ambos disfrutan de una humilde pero
maravillosa vida mientras esperan ilusionados el nacimiento de su primogénito.
Un
aciago día, mientras la esposa aguarda ilusionada el regreso de su marido, que ha
marchado al pueblo a realizar unos recados, aparecerá en casa de la pareja el
cruel Bobby Durango (Tanner Beard), acompañado por su banda de cinco
criminales. La vida de la pareja dará un trágico giro cuando el grupo de
indeseables, en un alarde de su crueldad y cobardía, asesinan brutalmente a
la dulce Grace.
A
partir de ese momento Billy, cegado por la rabia y el dolor, retomará las armas
y emprenderá su viaje en persecución de los criminales, en busca de venganza y
de justicia. Contará para ello con la ayuda de su gran amigo, el joven Sheriff Morris
(Russell Cummings).
Desde
el cartel de la película, hasta los créditos finales, pasando por la
ambientación, el color y por supuesto la música, todo rinde homenaje a este
fantástico genero del que yo soy ferviente admirador, ya que pasé buena parte
de mi infancia devorando estas películas.
Es
fácil adivinar el especial cariño que los autores han aplicado a este film, así
como la gran cantidad de títulos del genero que han tenido que visionar, ya que
han conseguido realizar un producto que técnicamente es casi una fiel reproducción
del estilo original. El uso del zoom, el efecto picado de la película, los
primeros planos de los rostros en los momentos de tensión, los contrapicados,
todo se ajusta a la perfección y nos parece estar viendo una película de
entonces, haciéndonos despertar una grata sensación de nostalgia al rememorar
aquellos años.
Por
otro lado incorpora planos de gran belleza visual y un acertado e interesante
uso del montaje, destacando la secuencia de gran contraste emocional entre el
héroe cabalgando por el interminable desierto, cortada su silueta por el sol,
en una situación que invita a una relajante contemplación, en contrapartida con
el sufrimiento que está siendo infringido a su esposa. Otro ejemplo del uso certero
es la secuencia con imágenes aceleradas usadas para incorporar recuerdos del
protagonista, así como para representar el paso del tiempo durante su búsqueda
de los malhechores. Un detalle que también me ha agradado mucho, son los planos
envejecidos usados para la presentación de los miembros de la banda que realiza
el sheriff.
La
historia escrita por Tanner Beard, Russell Cummings, Dany García y Jose L.
Villanueva, esta basada en la historia original de Chip Baker. Como no puede
ser de otro modo siendo fiel al género, se trata de una trama simple, con un
esquema básico de búsqueda de justicia o venganza por parte del héroe. Aunque
en este caso se añaden inteligentes detalles como por ejemplo la muerte de
uno de los miembros de la banda a manos de sus propios compañeros, por
contradecir al jefe en defensa de la desdichada mujer. De ese modo evitan que
el héroe tenga que disparar a alguien que había intentado hacer lo correcto. Incluso
se ha tenido en cuenta la incorporación del típico recurso cómico en el
personaje de el “hombre flaco” (Laurence Burton).
La
música está perfectamente integrada y es adecuada a cada secuencia, incluso
unen el detalle de unos acordes muy españoles de guitarra a la
secuencia de la cantina mejicana.
Tanto
el aspecto físico como la interpretación de los actores encajan a la perfección
en el estereotipo de los personajes, dotándolos de gran credibilidad y afinidad
con aquellos otros representados en las películas de los 60. La estética sucia,
los personajes duros y crueles, de gatillo rápido y faltos de escrúpulos, todo
ello se da cita en esta cinta, con unos malos muy convincentes, rudos y sin
moral, un héroe que está magníficamente representado en su papel de justiciero
atormentado y vengativo y la dulce e inocente víctima con la que cualquiera
llega a empatizar y que propicia la historia de la película. Todos ellos de
ajustan como un guante a sus perfiles.
Respecto
a la acción, la película nos ofrece un amplio repertorio de elementos justamente
incorporados y que están tan intrínsecamente ligados a este tipo de cine.
Efectivos tiroteos, muertes violentas, caídas por escaleras, cabalgadas a toda
velocidad, caídas en altura, todas ellas con un correcta factura y perfectamente
integradas en el conjunto de la historia.
Es
admirable el nivel artístico que se logra conseguir pese a
las limitaciones económicas. En fin, un resultado redondo.
Solo
pondría una pega, para mi gusto se ha hecho un uso abusivo de los planos
aéreos, que pese a lo efectivas que son estas secuencias mostrando la peculiar
y fantástica belleza del desierto de Almería, no parecen encajar en el sentido
más clásico del genero.
Toda
la película supone un sentido homenaje al spaghetti western y esta repleto de
referencias y guiños a muchas de estas películas. El spaghetti western es un
subgénero del western realizado entre Italia y España, que aplicaba una
exageración al genero clásico que venía de USA y que incorporaba mayor realismo
y violencia. Tuvo su máximo apogeo en los años 60 y 70 cuando llegaron a
realizarse más de 500 producciones. Con unos presupuestos muy reducidos y en
muy poco tiempo el equipo de artistas era capaz de sacar adelante un producto
muy digno que gozaba de una gran aceptación por parte del público.
Un
genero que como ocurre en muchas ocasiones, fue despreciado e incomprendido al
inicio y no fue hasta mucho mas tarde cuando se ha reconocido su indudable
e incalculable aportación al cine
español y europeo.
Me
gustaría añadir para finalizar las magnificas palabras de Juan Manuel de Prada
"(…) Pero lo cierto es que
el spaghetti western constituye uno de los episodios más brillantes del cine europeo;
y, desde luego, una de las expresiones más vigorosas y memorables del cine
español, que –casi siempre en régimen de co-producción– aportó al subgénero el
talento de sus cineastas, técnicos y actores y, sobre todo, el paisaje
calcinado del desierto de Almería, que –con el permiso del fordiano Monument
Valley– se ha convertido en el escenario más distintivo y mitológico del
western. (...)A partir de plantillas argumentales resobadas, agobiados por toda
suerte de cortapisas y apremios financieros, lograron completar un puñado de
películas en las que, como mínimo, brilla el oficio de los mejores artesanos; y
con frecuencia también el hallazgo artístico de los verdaderos maestros,
dotados de un estilo arrebatador y de unos recursos narrativos excepcionales."
Mi agradecimiento a los autores de “6 Bullets to Hell” por desempolvar de
mi mente tan agradables recuerdos.
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