La
novena cinta elegida ha sido “Koan de Printemps”
El
señor Truong (Jin Adhi Limas), es el maestro de armas del emperador, una
persona al que todos admiran por su sabiduría y destreza. Sin embargo ya se
encuentra en una edad muy avanzada y el emperador teme que muera antes de
encontrar a un digno sucesor, máxime ahora que el país se está preparando para
la guerra. Con esta prioridad en mente, el chambelán de la corte insta al
anciano a encontrar al candidato apropiado en un plazo de dos semanas.
Truong
inicia un largo viaje en busca de otro gran maestro, el señor Wing (Tapa Sudana), ya que conoce que ha
estado adiestrando durante toda su vida a sus dos jóvenes hijos Tin (Santi
Sudaros) y Tan (Châu Belle Dinh), hasta convertirlos en temibles luchadores con
una técnica muy elevada, por lo que cualquiera de ellos podría ser su sustituto
perfecto.
El
viejo Wing, que ha dejado atrás la trágica historia de su amada esposa
asesinada, aunque convive con su doloroso e imborrable recuerdo, ahora se ha
reconvertido en un humilde pescador. Vive apaciblemente con sus dos hijos y su
hija Lan (Chiu Fang-Hsuan), junto al lago Ba Bê, dedicando buena parte de su
tiempo al estudio y perfeccionamiento de una nueva y revolucionaria técnica de
lucha basada en la naturaleza de la tortuga. La joven Lan es una mujer
sensible, dulce y atenta, que permanece volcada completamente por el bienestar
de su padre y hermanos. Cocina y se dedica a las labores domesticas de la casa
pero sueña despierta con un destino que le ha sido negado por el hecho de ser
mujer. Pese a ello, su corazón no siente ningún rencor ni tristeza y vive
ilusionada cada día aceptando su estrella. Solo en alguna ocasión aflora en
ella un sentimiento de melancolía hacia si misma, por tener parte del rostro
desfigurado, lo que le produce un cierta inferioridad.
Cuando
Truong llega finalmente a casa de Wing,
deberá elegir cual de los hijos es la persona adecuada para sucederle, por lo
que decide ponerlos a prueba. Pese al extraordinario nivel técnico que
demuestran los dos jóvenes, el maestro Truong parece decepcionado, por lo que
sorpresivamente reclamara la atención de la joven Lan, sometiendo a esta al
mismo reto que sus hermanos, pese que aparentemente no reúne las habilidades
necesarias. Tras el reto y la juiciosa valoración por parte del maestro, será
Lan la persona elegida, lo que provoca el rechazo de sus hermanos y la
admiración y duda por parte del padre, que ve en ella un fiel reflejo de la
madre fallecida y teme por su futuro. Sin embargo, la tierna e inteligente
joven, que es conocedora del trágico pasado del padre, prefiere elegir su
familia y su hogar al poder y la riqueza.
A su regreso a palacio, el maestro Truong no puede ofrecer al emperador el sucesor
que pedía, pero a cambio le hace entrega de algo que puede resultar mucho más
valioso.
Esta
coproducción entre Francia, Corea del Sur y Vietnam, está escrita y dirigida
por Lou Ma Ho, cuyo nombre real es Marc-Olivier Louveau y que como curiosidad, a parte
de su faceta cinematográfica, es experto en Wu Dao, un arte marcial
chino-vietnamita del que fundó su propia escuela en Paris a mitad de los 90.
La cinta es una
fábula, un maravilloso e interesante cuento plasmado de forma poética con
sensible hermosura, volcando buena parte del peso de la obra en una abrumadora
belleza visual. Con un ritmo lento pero muy ameno, nos sumerge en el mundo de
las leyendas, de los lugares misteriosos y paradisiacos, de los personajes
nobles y justos, en el que hemos de dejarnos llevar conducidos por unos preciosos
planos naturales, un dialogo sin estridencias digno de un gran narrador, una
música relajante y acertada, que nos conducirán a seguir la historia por un
sendero lleno de paz y serenidad.
Durante
la película también nos contaran la hermosa leyenda que dio origen al lago
junto al que viven los protagonistas y el pasado del maestro Wing como gran general del ejercito del emperador.
Las
interpretaciones son adecuadas, ofreciendo naturalidad y candor los personajes,
con algunas secuencias dignas de mención, como la danza-kata de la joven Lan
con la escoba, de perfecta ejecución y atractivo encanto.
Las escenas de
lucha están correctamente coreografiadas aunque se recurre en exceso al primer
plano impidiéndonos apreciar correctamente los movimientos, pese a ello, la lucha
entre los dos hermanos resulta interesante.
Se
trata de un ejercicio inspirado al que hay que enfrentarse relajado y con la
mente abierta, para poder disfrutar de una agradable sensación muy similar a la
que sentíamos de pequeños cuando asistíamos absortos al relato que nos contaba nuestra
abuela antes de dormir y que nos hacia volar la imaginación.
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